La señal: es bueno que el que plantea un robo sepa que existe un sistema de seguridad al que se tiene que enfrentar. Muchas veces es suficientemente disuasorio.
En definitiva, un sistema de seguridad es una alarma y una alarma es una señal. La señal in situ es muy importante (ruido, luz y mensajes) además de destruir la impunidad del atacante, le desequilibra emocionalmente.
La señal que viaja a la central de alarmas (centros de vigilancia permanente) es igualmente imprescindible para la recepción, verificación y puesta en marcha de la actuación represora del ataque. Ambas deben tener el nivel adecuado de seguridad. Pueden ser atacadas en la forma y manera que estimen los antisociales, por tanto, y en función de las instalaciones, es bueno que las señales in situ sean varias, duras y resistentes, para que su ataque sea lo más complicado posible.
La señal que viaja lo tiene que hacer por las vías de comunicación: cable o aire; el cable se puede cortar y el enlace de onda se puede inhibir con lo que la comunicación queda interrumpida y no viajaría, pero cuando esa comunicación se controla por defecto, el hecho de interrumpirla sería detectado.
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